La Puerta

La puerta, aquella que se abre, la que se cierra, la entreabierta....las hay giratorias, exteriores, otras tantas interiores; puertas populares, otras secretas, puertas de Gloria, y puertas al abismo..., infinitas, tantas como caminos comienzan.
Todas marcan un límite, un tránsito, una frontera, una ida y una vuelta, invitándonos a tirar o a empujar, para abrir o cerrar, para entrar o salir, ... para amar u odiar, para llorar o reír.
Hay puertas que se creen ventanas, y otras que se creen murallas, puertas con bisagras y otras con raíles.

¿Y ésta frente a mí?

Ésta es especial, singular, en ella se retratan personajes evocadores, triunfales, inspiradores, modelos enmarcados por una oscuridad que les persigue, buscando ese guiño cómplice y nervioso de quien les retrata.
¡Ay, esa puerta!, ¡qué catarsis!, ¡cuánta belleza!,¡cuánto amor! (amar es abrir o cerrar puertas, a veces de un estrepitoso portazo), como si fuera un puente, un lugar de paso donde nos formulamos la siguiente pregunta: ¿la cruzaremos o no?

Así, si observan una puerta y concluyen que deben distanciarse de su condición de objeto real, no olviden nunca repetirse a modo de mantra, que una puerta es una puerta, es una puerta, es una puerta, es una puerta … ¿o no?