El argumento fue imaginado por el poeta checo Hans Janowicz y por el austriaco Carls Mayer y, según escribe Kracauser, estuvo inspirado por un caso de criminalidad sexual acaecido en Hamburgo. La secreta idea de los guionistas era denunciar a través de esta parábola fantástica la criminal actuación del estado alemán, que utilizó a sus súbditos durante la guerra como el satánico Caligari a su subordinado Cesare...
(El director) Weine, tomó el guión y, a pesar de las protestas de sus autores, añadió dos nuevas escenas (una al principio y otra al final) que trasformaron radicalmente el sentido de la narración, pues se convirtió en el relato imaginario de un loco que cree ver en el bondadoso director del manicomio en que se halla al temible doctor Caligari.
Con ello, también se derrumbó el sentido de protesta política de la obra que, todo hay que decirlo, era de un hermetismo de nada fácil interpretación.
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