Amor de mercadillo
Una mañana, un hombre salió al mítico Jueves y compró una silla y una mesa. Se las llevo a su casa y las colocó bajo una luz tenue que entraba por la ventana. En ese instante, silla y mesa se miraron y se enamoraron por siempre. Vinieron años de prosperidad. Las risas y la música siempre estaban presentes.
Silla y mesa vivían ajenas al tiempo hasta que un día sin comprender razón alguna, desaparecieron las risas y la luz y la casa se quedó completamente vacía de recuerdos.
Una mañana cualquiera, inesperada, aquel hombre las sacó, las bajó y las separó entre dos contenedores de basura,.... en el silencio del nogal que les dio cuerpo, juraron buscarse.
Pasaron los años y dieron muchos tumbos por el mundo, hasta un domingo gris e inesperado, cuando reaparecieron en el charco de la pava, entre jarrones de mimbre y lámparas de alabastro, ahí se reencontraron.
Un muchacho, enamorado probablemente del amor que procesaban silla y mesa se las llevó y otra vez volvieron las risas, la luz... Guardaban ya innumerables secretos e historias, que recordaban en silencio aun sabiendo que su mundo, una vez más, volvería a desaparecer.
Todo desaparece, mas el amor nunca perece.
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